VIOLENCIA....CONDICIÓN HUMANA




NACIDOS PARA ODIAR  

La organización Mundial de la Salud así define violencia: El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos o trastornos del desarrollo o privaciones.

Global
Se sostiene que la violencia es un factor inherente a la condición humana. La conducta anti social y violenta es una constante en las ciencias necrológicas. Para unos no somos violentos por naturaleza, pero sí agresivos como todos los vertebrados en especial por el control del poder, el territorio y el derecho al apareamiento. En el reino de la zoología vemos innumerables ejemplos: Cocodrilos, osos, tigres o leones, gruñen sin parar por llevarse su trofeo y el más apto y fuerte triunfa. De entrada todo indica que la agresión ha sido vital desde el punto de vista evolutivo, en cambio en el campo humano somos especialistas en agredir de manera extremadamente desarrollada y compleja. Philip Zimbardo ya nos comprueba por medio de su estudio carcelario, que un individuo puede ser muy bueno, pero si es sometido a un entorno reiteradamente salvaje y hostil también se volverá indómito. Lo biológico, social, económico y en fin cultural es el abismo originario de la misma. La encontramos en el individuo, en los grupos, en los sistemas religiosos y filosóficos que a pesar de buscar salir de ella, también logran fomentarla. Los poetas nos dicen que el amor y el odio son pasiones recíprocas. Ambas sensaciones tienen elementos similares como lo son la protección y la inquietud. El amor es irracional y surge de un impulso pasionario, mientras que el odio necesita una dosis de racionalidad para maquinar. Por su puesto que si le quitásemos a la historia del hombre la violencia quedarían para leer páginas en blanco. 

 Latinoamérica lleva el ranquin con números rojos. Según el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD)  por cada 100.000 habitantes existen 23 asesinatos anuales cuando el promedio mundial es de 4 crímenes. A diario mueren en promedio 1.400 personas de forma violenta, una persona se suicida cada 40 segundos, y unas 35 personas perecen a cada hora producto de un conflicto armado. El doctor Oscar Galicia Castillo, director del departamento de psicología de la Universidad Iberoamericana, establece que el foco de origen es exterior: pobreza extrema, hacinamiento, corrupción, o falta de gobierno son variables sociales que atizan la violencia en disputa por los escasos recursos. ¿Cuál es la salida?  Quizá escasea como tantas cosas. Tal vez en los países donde hay buenos salarios, buenos empleos, y gobiernos estables, sin demagogias ni cruzadas belicosas, puede que los niveles de violencia sean bajos. (Japón, malasia y otros).

Últimamente se está hablando otrora que la culpa es del capitalismo, y en contrapeso se apuesta por otro capitalismo concentracionario donde los círculos del poder se agolpan en un solo hombre o color, para someter a las muchedumbres a sus designios inmaculados e indudables.  Marx dijo que el origen de la violencia estaba arraigado en la propiedad. Solo hay que convertir el patrimonio en bien colectivo y asunto resuelto. Pero ya sabemos que susodicho postulado costó millones de cadáveres a Rusia y China en su momento destemplado de intensas ideologías. Aunque no solo somos estructura económica, también somos egoístas desde el momento de fecundidad hasta la propagación de nuestros más exaltados ideales. En el Origen de las Especies, Darwin establece en su teoría evolucionista, que gracias a la constante lucha los genes se sobreponen a la naturaleza donde sucumben los débiles y sobre viven los mas aptos.

Religare
La religión no se salva de un tipo de violencia justificada. Por ejemplo, en el famoso manuscrito judío del Nuevo Testamento, Prohíbe y a su vez aprueba el asesinato. Así ha dicho Jehová, el dios de Israel: Poned cada uno una espada sobre su muslo: pasad y volved de puerta en puerta por el campo, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. (Éxodo 32,27). No matarás en (éxodo 20,13)… ningún homicida tiene vida eterna permanente en sí (1 Juan, 3,15). Son mandatos bíblicos que a ojos de la razón se torna aberrante y ambiguo. Ya en la mitología griega la violencia y la agresión son formas de establecer un temor a los dioses en la disputa por algún trono. Zeus pelea una gran batalla contra su padre Cronos; mar, tierra y cielo temblaron con tan estrepitosa contienda que al final gana Zeus con ayuda de los gigantes, los cíclopes y los hecatonquios. Dicha lucha traspolada a la vertiente humana son el símbolo de peleas entre el hijo joven contra el padre ducho en el arte de vivir y mandar. Empero, el sabio Epicuro, propone en sus teorías que no hay que temerles a los dioses puesto que ellos andan ocupados en los inframundos, que nuestras plegarias quizá ni les llegan y que, si los dioses se molestan y te castigan, entonces tienen algo de singular con nosotros los hombres. Molestarse es propiedad humana poniendo en duda el de un ser supremo que cargue las mismas taras del hombre corriente. Ya las cruzadas fueron un reticente ejemplar del estamento sacerdotal sobre cualquier postura que se mostrara adversa y dudosa contra el orden del clero. 



Desde otra Perspectiva
Los neurólogos, establecen que en ciertas regiones cerebrales se han detectado anomalías cuando jóvenes con prontuario violento los que sometidos a estudios y al mostrarle imágenes amenazantes, pierden su capacidad de raciocinio teniendo que sacar al malote de la función (mecanismo de defensa). En los asesinos la corteza pre frontal del cerebro es más pequeña que la de un sujeto normal. La genética juega un papel primordial, pero puede ser controlado por el mundo externo. Lo más difícil. (Creencias, religiones, sistemas filosóficos y Políticos). ¿Cómo equilibrarnos sobre ellos y ellos sobre nosotros?
La corteza cerebral está conformada por el lóbulo frontal, parietal, temporal y occipital. Científicos cognitivos han descubierto en monos y gatos, con electrodos implantados que existen ciertas áreas del sistema límbico y parte de la amígdala que participan en la conducta agresiva. En los felinos emitiendo bufidos al excitar la zona interna del hipotálamo (responsable del sistema endocrino modulador de ciertos comportamientos). A su vez han encontrado en sujetos de comportamiento violento que la corteza pre frontal recibe menor proyección de serotonina (uno de los neurotransmisores que regulan la ansiedad, la agresión y el impulso sexual). La ciencia devela que las personas vulnerables a la mala regulación fisiológica de emociones negativas son propensas a cometer actos antisociales y vandálicos. Miremos por un momento las montoneras  agazapadas en tendencias partidistas, victimas de trastornos y algún desamparo, se encuentran probablemente con prontuarios delictivos.  

PROGRAMACIÓN NEUROLINGUISTICA
La PNL esquematiza la estructura cerebral en tres partes: Cerebro reptilíneo, cerebro límbico y el córtex. El primero archiva las tácticas de supervivencia, ejecuta actos reflejos, construye estrategias de evitación, ataque o huida, comportamientos compulsivos e imitación y modelos a seguir. Parece el instintivo. El cerebro límbico, nos permite adaptarnos al entorno, este archiva creencias y valores vinculados directamente al desarrollo emocional. Aquí se opera dividiendo las experiencias en agradables, atractiva, desagrado y rechazo; yacen en el límbico las pasiones, la motivación, las bases de la personalidad, atención, etc. Para el límbico no vale argumento verbal. Parece inmodificable. Por último tenemos el más evolucionado que es el córtex. Aquí se encuentra la capacidad de razonamiento, análisis, creatividad, intuición, lenguaje verbal, conciencia y capacidad de elección. Este rincón nada tiene que ver con la emoción y se le considera frío y calculador.   

Os dejo un verso de Juan Calzadilla:

  
En vivo y directo

-Es un programa en vivo- me dijo.
-¿Cómo? ¿Y las cámaras?- Pregunté.
-Están abajo. Ya las verás por el camino,
Mientras llegas. Respondió.
Y  me empujó al vacío, desde el noveno piso.