CONVIT / SIMONCINI



BINOMIO REVOLUCIONARIO 


Nuestro paisano Jacinto Convit ha demostrado el valor de lo que es ser un revolucionario de nuevo cuño. Este tarambana casi rosando la centuria, ha preferido establecerse por décadas en laboratorios para hallar la cura contra ese hongo siniestro del cáncer, que, según las estadísticas mundiales, se lleva a millones de seres humanos anualmente. La selva de Jacinto, son sus incontables pinzas, bornes, gradillas y agitadores de vidrios donde rodeado de formulas químicas logró combinar células cancerígenas procesadas e inactivas del paciente, concluyendo en una notable estimulación inmunológica al organismo para localizar las células tumorales, y en algunos casos, neutralizarlas. Este metrallazo de Convit logró echar luz sobre la cura contra esta plaga mortífera que se aloja comúnmente en pulmones, senos en la mujer, próstata en el hombre, colon o riñón, entre los más a flote del mal.

Otro revolucionario, es el Italiano Dr. Tullio simoncini, quien se quitó la careta del academicismo servil. Éste, sin irse a besarle la barba a San Fidel, le han difundido sus tips por las redes sociales, explicando que el origen de esta pandemia es un hongo llamado -Cándida Albicans-, y que al consumir diariamente 2.6 gramos de bicarbonato de sodio, se puede prevenir y hasta desarraigar el hongo que nos genera la duda como si los mercachifles en manos de gigantes monopolios, se hacen los paisa para que ingresos e inventarios contables, se mantengan siempre sobre la cumbre. Aunque sigan padeciendo casi un 24 % de individuos al año por esta macabra afección.


Aunque inconcebible o inocente, científicos encerrados en las ergástulas de sus laboratorios, sin adularle a ninguna causa, le han propinado un tijerazo umbilical al monopolio de corporaciones farmacéuticas, quienes sin andar fantaseando con chimbas ideologías deben soportar hasta la suspensión de sus licencias profesionales (en el caso de Simoncini), y no se avasallan por un quince y último, menos en el imaginar que pudiesen ser víctimas de algún cerco y por que no, hasta de sicariato.
Los estados maquinales al parecer poco o nada mencionan a estos siervos al servicio de las ciencias humanas, porque es mejor sufrir y hacer sufrir que crear para sanar.

 Créame, que no puedo concebir que este desafuero sea culpa del capitalismo, si no de un efecto oscuro surgido de este engranaje maquinal llamado civilización, que ensombrecido por la codicia del poder monetario, carecen de organismos fiscalizadores que permita adquirir una mayor toma de conciencia a favor de esta torpe y siniestra humanidad.